El tráfico de esclavos hacia América produjo un fuerte fenómeno de sincretismo entre esta religión arcaica y las creencias cristianas de los esclavistas, así como con las religiones nativas de los lugares adonde se transportó a los esclavos. De aquí surgiría el vudú haitiano y un gran número de derivativos: la Regla de Ocha o Santería en Cuba, el Candomblé, la Umbanda y Kimbanda en Brasil, etcétera. Algunos de estos derivativos han llegado a Europa en décadas recientes, sobre todo de la mano de emigrantes retornados.
La religión vudú supone el creer en la vida después de la muerte, así como en la existencia de diversas jerarquías espirituales de ánimo maligno, benigno o amoral, llamadas loas. Éstas supuestamente influyen en el mundo terrenal gracias a la acción de un hierofante. Éste es conocido como houngan, y su función es, mediante la ayuda de los entes que convoca, conseguir curaciones, información determinada, (no confundir con las visiones chamánicas) e influir sobre la naturaleza. Todo ello con fines benignos. La mujer puede ser también houngan si tiene aptitudes y es elegida para ello, denominándosela manbo.
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