No han parado de surgir las teorías y conjeturas acerca de los mensajes ocultos que pudiera haber querido transmitir Leonardo Da Vinci a través de todas sus obras. Sin embargo, existe una en particular, una que se dice que es una de sus mayores y mejores obras de arte, que contiene gran cantidad de significantes mensajes ocultos. Esta famosa pintura es conocida como “La Última Cena”, y se encuentra plasmada en la pared sobre la que utilizó este gran maestre del Renacimiento, para expresar tanto su arte como sus secretos.
Se encuentra ubicada en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia). Con un tamaño de poco más de 40 metros cuadrados, incontables expertos e historiadores la consideran como una de las mejores obras pictóricas de todos los tiempos. Los apóstoles se encuentran en grupos de tres, dejando a Jesús en el centro. Bartolomé, Santiago el Menor y Andrés, Judas Iscariote con pelo negro y barba blanca, Simón, Pedro y Juan, el único sin barba. Luego Tomás, Santiago el Mayor y Felipe, sin barba. Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote, como los últimos tres.
Pero, ¿qué
oculta esta obra de arte? ¿Es sólo una pintura? ¿Tiene un gran contenido
simbólico? Y si supuestamente este contenido oculto se corresponde a una verdad
histórica, ¿por qué Leonardo no quiso transmitirlo de manera explícita en su
obra, ocultándolo dentro de sus mismos personajes? Ahora surge otra pregunta:
¿Por qué Jesús se encuentra casi en solitario, en el centro de la obra? La
respuesta debería ser “para dejar lugar a quienes debieron “acomodarse a su
lado” cuando se desvelara lo oculto.
Si miramos
de izquierda a derecha, el tercer apóstol, Andrés, se ve sorprendido por algo,
mirando directamente hacia lo que sería el hombro derecho del quinto apóstol,
Judas, quien este a su vez mira hacia el “sexto apóstol sin barba”, que en
teoría debería corresponderse a la figura de Juan. Jesús se encuentra mirando
en dirección a algo que “no está”, pero que se podría encontrar entre sus
manos, delante de él. Luego, el apóstol Santiago, de verde, con expresión de
asombro, extendiendo sus brazos a cada lado de su cuerpo, dirigiendo la mirada
al centro de la mesa.
Luego, el
apóstol Tomás, mirando a Jesús, alzando el dedo índice, como diciéndole “Eres
el único, el primero...el Alfa”, a la vez que Jesús forma con su cuerpo una “A”
clara. El dedo índice apuntando al techo junto con el dedo pulgar y el puño
cerrado de Tomás, forman una clara letra “L”, lo que podría ser una alusión o
recordatorio, de parte de Leonardo, de que este apóstol fue el que introdujo su
dedo índice en la herida de “Lanza” que un soldado le propinó a Jesús, así como
también podría indicar la “L” de Leonardo, el pintor.
El siguiente
apóstol, Felipe, al igual que Jesús y Santiago, mira fijamente al centro de la
mesa, justo enfrente del Mesías, por lo que parece ser que el centro de la mesa
es importante, aunque por ahora no se pueda ver nada. Si llegamos al último
grupo de apóstoles, Mateo, Judas Tadeo y Simón el Zelote, vemos que hablan
entre ellos, pero Mateo y Simón apuntan con sus manos en dirección al mismo
centro de la mesas, entre los brazos de Jesús, y si bien estos dos apóstoles no
están dirigiendo sus miradas, sí aparentan estar hablando sobre ello y
dirigiendo sus manos al centro de La Última Cena.
No hay que
olvidar al último grupo de apóstoles, en concreto Judas Tadeo, del que algunos
dicen que es el propio autorretrato de Da Vinci, con su mano derecha abierta y
delante de su hombro, y su mano izquierda abierta y apoyada sobre la mesa. ¿Qué
querrá decir este supuesto Leonardo, con estas posiciones de sus manos? ¿Podría
ser un mensaje oculto? ¿Quizás hay que encontrar algo en el hombro de alguien, y
que se encuentra apoyado sobre la mesa? Aquí es cuando surgen las teorías sobre
el bebé de La Última Cena.
Si
observamos el hombro derecho de Judas, de celeste y verde, podremos notar, que
en conjunto con su brazo y antebrazo, hay una clara figura de un bebé, con su
cabeza mirando hacia el tercer apóstol, siempre en el mismo orden, quien
también lo mira y se sorprende levantando sus dos manos. El supuesto bebé se
encuentra como apoyado sobre el pecho de Judas. Como la mayoría de los
apóstoles, incluido Jesús, miran hacia el centro de la mesa, justo delante de
él, se ubica al “bebé” entre los brazos de Jesús, su padre. ¿Y la madre? Si
observamos a Juan, no tiene la fisonomía de un hombre, por lo que se supone que
Da Vinci dibujó a una pelirroja María Magdalena, esposa de Jesús, y madre del
bebé, quien sería el Santo Grial o linaje de ese matrimonio.
Habría que
recolocar a María Magdalena al lado de su esposo, Jesús. Como verán en la
siguiente imagen, los tres, Jesús, María Magdalena y su hijo, se unen
perfectamente por medio del mismo color celeste de sus vestiduras. María
Magdalena se ajusta perfectamente entre Jesús y los demás apóstoles de la
derecha, sin olvidar que ella también mira a sus hijo. Los tres, unidos por el
mismo color, también se puede observar que los lados opuestos de los padres son
del mismo color rojo. Una simetría perfecta.
Si volvemos
a la original, podremos ver que entre la figura de Jesús y la que sería María
Magdalena, ambos conforman una gran letra M (2 líneas azules y 2 en rojo), com
que Leonardo quería decirle al mundo, y de manera oculta, que en realidad se
trataba de María Magdalena. SI jugamos con la geometría, se puede ver que,
partiendo los dos panes laterales, sobre la mesa, formamos una segunda letra
“M” (en rojo), así que si se juntan ambas letras, formarían las iniciales de
María Magdalena, y en ambos lados de la segunda “M” se forman dos triángulos
rectángulos (azul y verde), que al juntarlos conforman uno solo, como formando
una triada perfecta, Jesús, María Magdalena y el hijo, el Santo Grial.
Por último,
el Apóstol Simón Pedro, que tiene su cabeza entre Judas y María Magdalena,
desliza su mano izquierda por debajo del mentón del supuesto Apóstol Juan, que
se considera como María Magdalena. Ahí parece mostrar la altura a la que se
encuentra el bebé, cuando se reacomoda junto a sus padres en el centro de la pintura.
Así nos daremos cuenta de que Simón Pedro no está marcando la altura del bebé
con su mano, la cual queda en perfecta posición con la cabeza del mencionado
Santo Grial o bebé.
Además, ¿qué es lo que le estará diciendo Simón Pedro, el
cual esconde un cuchillo en su mano derecha y por detrás de él mismo, a la
supuesta María Magdalena? Como pueden observar, solo se trata de observar las
imágenes limpias, tal cual las pintó Leonardo Da Vinci, y también las demás
reacomodadas y resaltando las miradas y posibles ademanes de los apóstoles.
¿Estaría Da Vinci tratando de mostrarle algo a todo el mundo de manera que la
iglesia no pudiera detectarlo para no meterlo en problemas?
Fuente:
erminauta.com
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