sábado, 21 de diciembre de 2013

HADAS EN EL BOSQUE

¿Quién no ha querido vivir una historia de amor de cuento? ¿quién no ha querido encontrarse con un hada en el bosque y pedirle unos cuantos deseos?. Pero para poder vivir una historia de amor de cuento de hadas es necesario creer, mantener la ilusión y la confianza en esos seres mágicos de belleza excepcional que habitan en bosques y ríos.

 

Hadas de amor en el bosque


Estela estaba pasando el fin de semana en una cabaña en medio del bosque, completamente sola. Sin sus amigas, sin su hermana y, mucho menos, sin su novio Rubén, con el que había discutido el día anterior. Por eso, y porque era solo una de las muchas discusiones que estaban teniendo en los últimos meses, Estela se había marchado sola, a encontrar una solución o a tomar una decisión que no quería tomar.
Confiaba en que el susurro del viento le contase algún secreto, que el sonido del arroyo llevara también las palabras de aliento que necesitaba o que las hojas al caer le fueran mostrando el camino. Para eso estaba el otoño, para contar verdades. Así, le dijo al viento que amaba a Rubén con toda su alma, pero le preguntó a las hojas si sus eternas discusiones iban a entrometerse siempre en su relación.
Se encontraba Estela planteando sus dudas y sus certezas al otoño cuando una tremenda punzada de angustia la dobló, la hizo sentarse junto al arrollo y le arrancó lágrimas imparables de impotencia. De pronto, de entre las aguas del arroyo surgió una mujer bellísima, de pelo negro tan largo y con una tez tan blanca, tan transparente, que casi se fundía con el agua.

 

La magia de las hadas del amor


El hada secó las lágrimas de Estela acariciando sus mejillas con su sonrisa y se sentó a su lado diciéndole que aquellas lágrimas por amor eran las que la habían despertado. Tal vez podría ayudarla, porque el hada solo podría volver a su descanso en el arrollo cuando a su alrededor hubiera sonrisas y también ilusión. Estela pensó que en una charla con aquella mujer mágica y fascinante encontraría la solución a sus problemas.
Le fue contando al hada sus dudas, no sobre el amor, sino sobre la relación. Ella y Rubén se querían con locura pero no lograban detenerse. Tal vez el amor no era suficiente, tal vez ninguno de los dos estaba preparado, tal vez no se estaban esforzando lo suficiente. Pero el hada no quería escuchar los detalles, el hada no era un hada de autoayuda, era un hada mágica.
El hada puso una enorme flor blanca entre la mano de Estela y la suya. Mientras Estela visualizaba a Rubén, la energía iba pasando de mano en mano. La flor se iba deshaciendo convirtiéndose en un líquido dorado que caía al suelo y de él iba surgiendo la figura de Rubén hasta que se materializó y abrazó a Estela. Estela no podía dejar de sonreír y el hada volvía a su descanso en el arrollo. Pero antes de desaparecer, le dijo a Estela con una mirada que siempre estarian juntos.

martes, 3 de diciembre de 2013

EL DÍA QUE UN HOMBRE TE HAGA TEMBLAR SABRÁS LO QUE ES EL AMOR



Tanto se puede creer en el amor como se puede dudar. Si se practica el segundo se vive una vida donde se edifican paredes de protección con el propósito de no ser dañado.

Pero con el tiempo y el aislamiento se da uno cuenta que esos muros que fueron puestos ahí como protección se han convertido en nuestra prisión. Y es precisamente el momento cuando la persona hace una decisión de quedarse ahí y morir o iniciar el camino de la liberación.

Por eso cuando me decían “El día que un hombre te haga temblar sabrás lo que es el amor”, estas fueron palabras que muchas veces me habían dicho y que con cinismo las había rechazado. Porque mal entendía esa idea por eso desperdicié tantas oportunidades de ser amada. O quizás no quería poner tanta responsabilidad en un ser humano.

Y ahora esa frase redundaba en mi mente mientras mi cuerpo incontrolablemente se sacudía. De tanta fuerza que no me podía parar y sentía que todo me daba vuelta y pensaba desmayar. Momentos tan venerables donde sentí completamente desnuda mi alma la que con celo siempre he cuidado.

“Alma mía te he traicionado perdóname te lo suplico”.

“No te puedo prometer que jamás volverá a suceder porque es una promesa que no puedo cumplir.”

En este momento quiero olvidar todo de él. Decirme a mi misma que nada sucedió. Un sueño nada más entre los muchos que me inquietan en las noches. Esos ojos, con los que me miraba tiernamente no eran extraños para mí, experiencia que desde mi niñez han estado presente en mis visiones nocturnas. Así que lo siento… esta aquí y es real no lo puedo negar.

¿Como se atreve y quien le dio permiso de entrar a mi vida? Si bien me da la gana lo puedo sacar que no se confíe tanto. ¡Pero no puedo! mi deseo de él me vence mas que mi razonamiento. Y ahora tengo que callar este sentimiento que me enferma. Todo sucedió tan rápido que al terminar el día no podía creer lo que había hecho y mucho menos lo que había sucedido.

¿Se puede sentir tanto por una persona en tan corto tiempo? Siento que lo conozco mucho mas que las horas que pasamos juntos. Ese tiempo que muy bien podría haber sido días, meses, décadas, un tiempo que se detuvo solo para los dos… que se yo? Ahora ya no se nada absolutamente, nada mas que necesito de él.

Y me alegra que haya sido así porque de otra manera mi sentido de rectitud me hubiera vencido. Me arrepiento? no definitivamente no. Se apareció en mi vida y lo disfrutaré a lo máximo. Lo acepto como es y quien es de ahí no me importa nada. Para mí será lo que yo misma experimenté un domingo por la tarde; un hombre con ojos tiernos, manos suaves y que con un toque mágico que tocó mi alma... y me hizo temblar.